Es un dispositivo que tiene 16 años de desarrollo. Está pensado para niños con trastornos del espectro autista (T.E.A.) y psicosis infantil. Se diferencia de las otras terapéuticas en el agua, por el aspecto de GOCE Y DISFRUTE, que en los niños despierta.
¿Cómo definirlo?
Es una práctica, es una manera particular de abordar a través del uso de la palabra a niños con autismo y psicosis infantil, en el medio acuático.
¿En qué consistiría el abordaje?
Primero: el respeto por los tiempos subjetivos.
Segundo: la evaluación del analista, precisando: ¿cuál es la relación que el niño tiene con: el espacio, los objetos, los otros y su cuerpo?
Por lo tanto, es a partir de una lectura psicoanalítica de cada paciente, que se interviene.
El encuentro del agua, el profesional y el niño, tiene una orientación precisa. Producir un plus, que lo definiría como un pasaje, una transformación: frente al displacer producir efecto de placer; generando una mayor participación y despliegue de confianza respecto del medio y de la relación con su cuerpo.
Por lo tanto, el agua no estaría en función del aprendizaje de la natación. El dispositivo, ofrece una manera particular, de producir un “borde” en el cuerpo.
Esta experiencia, por ejemplo: le permite al niño la posibilidad del desarrollo de “su” estilo particular de nado, efectos de vivencia de borde en el cuerpo.
La función del agua como borde es fundamental en los pacientes con autismo,
Es una práctica de lo potencial, de lo que cada niño puede.